miércoles, 24 de marzo de 2010

Los cuatro grandes de Hollywood (I) — Erich Wolfgang Korngold

He decidido organizar la breve lista de Copland siguiendo el orden en que estos autores compusieron su primera banda sonora para el cine. Y el primero de ellos fue Erich Wolfgang Korngold, de cuyos comienzos en Hollywood ya hablé en una entrada anterior. Así que ahora toca hablar del final de su breve pero intensa carrera como músico de cine.

Para Korngold había dos tipos de música orquestal: la seria y la de las películas. A Hollywood le agradecía el haber podido escapar del genocidio nazi en su momento y el haberle dado un nuevo hogar, pero hacer música para el cine no era lo que le motivaba. Ni a él ni a su padre, Julius Korngold, el crítico de música más importante de Viena, que en aquel momento era como decir «del mundo». Antes del estallido de la guerra había conseguido huir de Europa y reunirse con su hijo en América. Y, de hecho, Erich no quiso firmar su primera composición, «El capitán Blood», por no darle un disgusto a su padre al asociar su apellido a algo tan poco serio como una producción de cine.
(Julius Korngold, padre de Erich Wolfgang)

Sin embargo, Korngold nunca se tomó a la ligera su trabajo para el cine y, como ya comenté en la anterior entrada sobre este músico, se lo tomó muy en serio, trabajando siempre al servicio de la imagen y la historia que tenía entre manos, con la misma devoción y entrega que si fuese una de sus óperas o uno de sus conciertos. De hecho se suele considerar que Korngold es a la música de cine, lo que Griffith a su narrativa, el creador y aglutinador de su sintaxis, de la base de trabajo de la que, a partir de él, partirán todas las demás bandas sonoras clásicas.

No deja de resultar tremendamente paradójico que al padre de la música de cine no le gustase demasiado el cine… y que lo dejase, precisamente, por su padre, el estricto Julius.

A los horrores de la guerra y el cansancio de una década trabajando duramente en Hollywood, se sumó la enfermedad de Julius. Y en el lecho de muerte, el buen hombre le pidió a su hijo que dejase esas cosas de cine para centrarse en la música seria. Y Erich, como buen hijo, le hizo caso. Tras la muerte de su padre abandonó para siempre la composición de bandas sonoras.

Desgraciadamente, y durante varias décadas tras su muerte, Korngold cayó en el olvido y no fue hasta los setenta cuando su música y sus contribuciones volvieron a ser valoradas, tanto en la música de cine como en la «seria». Y ya vimos el papel que John Williams jugó en ello, homenajeando la partitura de «Kings Row» en su popular composición de «Star Wars». Y en este tema vuelve a darse otra curiosa coincidencia, que resulta casi aterradora. El protagonista de «Kings Row» fue Ronald Reagan, en la que probablemente fue su mejor interpretación. De hecho Reagan le tenía un enorme aprecio a esta película, y adoraba esa banda sonora que tan buenos recuerdos le traía. Por eso, cuando llegó a presidente, hizo que la pieza musical que se tocase en su investidura fuera la magnífica obertura de «Kings Row». Pocos años después, no sé si siguiendo una inspiración paralela a George Lucas y John Williams, Reagan comenzó su propia Guerra de las Galaxias, aquel famoso programa de defensa estratégica que tanto atemorizó al mundo en su día.

Aquí os dejo un montaje de imágenes de «El capitán Blood» sobre la obertura que compuso Korngold para esa película, una composición que en su momento resultó absolutamente revolucionaria en las salas de cine, al igual que toda su partitura. Su influencia ha sido tan profunda que hoy nos puede parecer algo común, pero no lo fue. Y, afortunadamente, sigue conservando su frescura y ese sonido que nos recuerda el mejor cine de aventuras del Hollywood clásico.



Y para que su padre no se enfade, también incluyo una de sus composiciones más serias. El bellísimo lied de Marietta, de su ópera «La ciudad de los muertos».