viernes, 3 de diciembre de 2010

Britten, Auden, Cavalcanti y «Night Mail»; poesía institucional

Después de unos días (¿o fueron semanas?) de trabajo tan intenso que no tuve tiempo para apenas nada, retomo este repaso a una serie de compositores que:

          —Se dedicaron principalmente a la música no cinematográfica (conciertos, óperas, ballets…), pero hicieron algunas importantes incursiones en las bandas sonoras.

          —Son británicos o vivieron casi toda su vida en Gran Bretaña

          —Su incursión en el cine está relacionada con la música para las películas de propaganda que organizó Muir Mathieson (por muchas razones, el gran padre de la música de cine británica) desde el Ministerio de Información.

Ya he hablado del célebre Ralph Vaughan Williams, del inmenso genio de William Walton, de la importante contribución al cine de Arthur Bliss a través de «Thing to Come», del talento de William Alwyn, de la cruel marginación que sufrió su segunda esposa Doreen Carwithen por el hecho de ser mujer, y de la breve pero bella aportación al cine del gran Arnold Bax (y su amante Harriet Cohen).

Continuemos con unos pocos más dentro de ese rico y fértil campo que fue la música de cine británica de mediados del siglo XX.

Benjamin Britten
Edward Benjamin Britten es considerado unánimemente como uno de los músicos británicos más importantes del pasado siglo. Sus piezas orquestales y corales, y especialmente sus óperas, han sido ejecutadas, grabadas y analizadas con frecuencia. Sin embargo, su breve aportación al mundo de la música de cine es tan poco conocida como interesante. Su interés radica tanto en su valor musical como en la colaboración con otros dos grandes artistas: W. H. Auden y Alberto Cavalcanti.

-Benjamin Britten-
Britten nació el 22 de noviembre de 1913, precisamente el día de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Y desde sus primeros años mostró un inmenso talento y disposición para la música. De hecho, durante su infancia y juventud, antes de alcanzar cierta relevancia con sus primeras composiciones ejecutadas ante un gran público en los años 30, ya había compuesto más de 800 piezas.

La vida privada y las ideas políticas de Britten son inseparables de su vida profesional. En una época puritana, conservadora y beligerante, él era abiertamente homosexual, comunista y pacifista.
En 1935, con su prestigio ya afianzado —aunque sin la enorme popularidad y reconocimiento que llegaría a tener más tarde—, fue invitado a hacer una banda sonora por el «General Post Office Film Unit», un departamento del servicio de correos que se dedicaba a hacer películas de propaganda sobre el servicio postal y la vida moderna en general.

Esa invitación fue crucial para Britten por dos razones. Le llevó a componer toda una serie de interesantes partituras para el cine y a conocer al gran poeta W.H.Auden, con quien colaboró en «Night Mail», el más famoso de sus trabajos para el GPO Film Unit.

-W. H. Auden-

Auden se había casado con Erika Mann, la hija de Thomas Mann, para ayudarla a escapar de los nazis. Un matrimonio de conveniencia que nunca llegó a nada pues Auden era bisexual y en aquellos momentos estaba más interesado en los jóvenes de su mismo sexo.

Su relación con Britten ha sido objeto de muchas especulaciones, pues en el plazo de cinco años pasaron de ser grandes amigos y colaboradores (viajaron juntos y escribieron una ópera y otras piezas musicales) a no volver a hablarse nunca más. Hasta hay una reciente obra de teatro de Alan Bennett que explora esta relación. ¿Se entrelazaron el amor, la amistad, los celos y disputas artísticas en medio de ella? Es posible. Pero el hecho es que la influencia de Auden, su poesía y sus ideas, fueron cruciales para el desarrollo de la música y las ideas radicales de Britten. Un estilo a medio camino de la música de vanguardia que le fascinaba en su juventud y una más clásica y dirigida al pueblo, fruto del compromiso social que le marcaban sus convicciones comunistas. También posee el mérito de ser uno de los primeros músicos que estudio a fondo e incorporó a sus creaciones elementos tomadas de la compleja y riquísima música gamelán indonesia.

-Peter Pears-
En esos años también conoció al tenor Peter Pears, que se unió al grupo de artistas que formaba con Auden y durante varios años viajaron juntos por Estados Unidos y Canada. Con Pears la relación cuajaría y se convertiría en su pareja para el resto de su vida. Muchas piezas de Britten fueron compuestas específicamente para la voz de su amado.

Cuando estalló la guerra permanecieron en Estados Unidos y, cuando este país entró en el conflicto, Britten y Pears regresaron a Gran Bretaña, donde rechazaron el ofrecimiento para componer para películas de propaganda, se declararon objetores de conciencia y continuaron trabajando en sus creaciones musicales, especialmente en las óperas que le convertirían en uno de los músicos más grandes del siglo XX.

Su vida personal siempre arrojó cierta sombra sobre la consideración que las élites intelectuales de su época, tan conservadoras, habrían podido tener sobre él… pero en cuanto escuchaban sus obras eso desaparecía. Britten era un genio, uno de los más grandes e indiscutibles que había dado ese país, así que mejor obviar todo eso y colmarlo de los méritos y recompensas que se merecía por su trabajo.

En 1976 se le concedió el título de Barón de Aldeburgh, siendo el primer músico en obtener un título nobiliario en reconocimiento por su obra. Pocos meses después moría de un ataque al corazón. Fue enterrado en la iglesia de su baronesía, en Aldeburgh, junto a la tumba de Peter Pears.

«Night Mail», que significa «Correo Nocturno», no deja de ser un cortometraje publicitario, para loar la entrega y eficiencia del servicio postal británico. Sin embargo lo que se demuestra es que no existe un trabajo pequeño cuando se suma el talento y el empeño de grandes creadores.

Su director fue el brasileño Alberto de Almeida Cavalcanti. Había trabajado con Walter Ruthmann en el pionero documental «Berlín; Sinfonía de una gran ciudad» y dirigido varios cortos en Francia, Alemania e Inglaterra.
-Alberto Cavalcanti-
El corto se puede ver entero en youtube y merece la pena. Es una magnífica pieza documental de media hora. Es ejemplar en cuanto a la claridad con que se relata el funcionamiento de ese servicio postal, y poética y bella en el uso de las imágenes, retratando la armonía en que puede convivir una máquina, el tren, con el paisaje y la naturaleza que rodea su transcurrir nocturno.

Tampoco descuida el retrato de los trabajadores, a los que da cierto aire de grandeza (trabajan mientras todos descansamos para que, a nuestro despertar, todo esté listo) y humanidad, pues les vemos charlar, tomar café y hacer alguna que otra broma.

El uso del sonido también es de destacar. No es un sonido directo tosco y confuso. Se nota el esfuerzo en recoger cada uno de los ruidos que hace el tren durante la arrancada, la marcha o la frenada, para después mezclarlos y situarlos bien claros sobre las imágenes, los diálogos y la voz en off. El tren es el verdadero protagonista de esta historia y ese sonido lo hace presente todo el tiempo.

La música de Britten está ya presente en los créditos, pero no se usa de verdad hasta el final, en los últimos minutos del corto. En ese momento se une a las imágenes y sonidos tan cuidadosamente recogidas por Cavalcanti, y a los versos de Auden para formar una trepidante y armoniosa unidad que imita el traqueteo del tren y su rápido discurrir.

Se establece un símil entre el traqueteo del tren y las melodías de los juegos de niños, con sus rimas repetitivas y burdas y sus cantinelas rápidas y machaconas. A muchos oyentes les puede recordar a un rap o a una pieza de hiphop en la que, en lugar de instrumentos electrónicos, hay una orquesta.

La música usa ritmos rápidos y muy marcados, con cortes secos que imitan el movimiento de los pistones de una máquina. La melodía es atonal, con algún apunte de lirismo un poco más tonal, y los instrumentos acompañan y son acompañados por los propios sonidos del tren.

El resultado, pese a tener ya más de 70 años, deja atrás y supera a muchas modernas video-creaciones que intentan mezclar poesía, música e imagen.

A partir del minuto tres podéis oír esta pieza y, a continuación, os pongo el poema completo de Auden. En el montaje final se dejaron fuera unos pocos versos que aquí indico en cursiva y entre paréntesis. El resto los podéis seguir con el vivo acompañamiento de la música de Britten y las imágenes de Cavalcanti.



This is the Night Mail crossing the border,
Bringing the cheque and the postal order,
Letters for the rich, letters for the poor,
The shop at the corner and the girl next door.
Pulling up Beattock, a steady climb:
The gradient's against her, but she's on time.

(Thro' sparse counties she rampages,
Her driver's eye upon the gauges.
Panting up past lonely farms
Fed by the fireman's restless arms.
Striding forward along the rails
Thro' southern uplands with northern mails.
Winding up the valley to the watershed,
Thro' the heather and the weather and the dawn overhead.)

Past cotton-grass and moorland boulder
Shovelling white steam over her shoulder,
Snorting noisily as she passes
Silent miles of wind-bent grasses.

Birds turn their heads as she approaches,
Stare from the bushes at her blank-faced coaches.
Sheepdogs cannot turn her course;
They slumber on with paws across.
In the farm she passes no one wakes,
But a jug in the bedroom gently shakes.

Dawn freshens, the climb is done.
Down towards Glasgow she descends
Towards the steam tugs yelping down the glade of cranes,
Towards the fields of apparatus, the furnaces
Set on the dark plain like gigantic chessmen.
All Scotland waits for her:
In the dark glens, beside the pale-green sea lochs
Men long for news.

Letters of thanks, letters from banks,
Letters of joy from the girl and the boy,
Receipted bills and invitations
To inspect new stock or visit relations,
And applications for situations
And timid lovers' declarations
And gossip, gossip from all the nations,
News circumstantial, news financial,
Letters with holiday snaps to enlarge in,
Letters with faces scrawled in the margin,
Letters from uncles, cousins, and aunts,
Letters to Scotland from the South of France,
Letters of condolence to Highlands and Lowlands
Notes from overseas to Hebrides
Written on paper of every hue,
The pink, the violet, the white and the blue,
The chatty, the catty, the boring, adoring,
The cold and official and the heart's outpouring,
Clever, stupid, short and long,
The typed and the printed and the spelt all wrong.

Thousands are still asleep
Dreaming of terrifying monsters,
Or of friendly tea beside the band at Cranston's or Crawford's:
Asleep in working Glasgow, asleep in well-set Edinburgh,
Asleep in granite Aberdeen,
They continue their dreams,
And shall wake soon and long for letters,
And none will hear the postman's knock
Without a quickening of the heart,
For who can bear to feel himself forgotten?

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