jueves, 25 de marzo de 2010

Los cuatro grandes de Hollywood (II) — Miklos Rozsa

Siguiendo con la lista de Aaron Copland, el segundo en componer su primera banda sonora fue Miklos Rozsa, un joven compositor que ya había destacado en su Hungría natal, en Alemania (donde completó sus estudios en el conservatorio de Leipzig) y en París, donde algunas de sus piezas habían tenido un enorme éxito. Parecía que su carrera iba destinada a la «música seria», como había dicho Korngold… hasta que en su camino se cruzó uno de «Los Seis».
A mediados de los años treinta, en París, Miklos Rozsa, aún un joven de veintitantos años, coincidió con Arthur Honegger en un concierto en que se interpretaban piezas de ambos. Honegger estaba muy ansioso, pero no por el concierto, sino porque acababa de componer la banda sonora para una películas, «Los miserables» (la versión de 1934, de Raymond Bernard), y esperaba con nervios el estreno para ver el resultado. Como hicieron buenas migas, invitó a Miklos al estreno.

Y allí, el joven compositor húngaro se emocionó profundamente con la historia y con las posibilidades de aquel medio que era capaz de unir de forma tan íntima la música con la imagen y la narración. Cuando salió del cine ya deseaba reorientar su carrera hacia aquello que acababa de ver. Veamos, y oigamos, parte de esas imágenes y esa música que tanto conmovieron a Rozsa.



Poco tardó en entrar en contacto con otro húngaro que se había expatriado para probar fortuna fuera: Alexander Korda. Éste, al ver la calidad de las composiciones de Rozsa, le ofreció su primer trabajo para el cine: la película británica «La condesa Alexandra», que es como aquí se tituló «Knight witout armour» (su traducción literal sería «caballero sin armadura»), dirigida por Jacques Feyder. Escuchemos el debut sonoro, los primeros acordes que para el cine compuso uno de sus mayores talentos.



Pocos años después Rozsa cruzó el Atlántico y se fue a Hollywood con Korda para hacer la banda sonora de «El ladrón de Bagdad». Allí llamó poderosamente la atención y, aunque siguió trabajando con Korda, enseguida tuvo ofertas para participar en muchas otras películas con grandes directores. Más de cien composiciones, tres Oscar y el haber asociado su nombre a directores como Billy Wilder, Alfred Hithcock, Fritz Lang, Robert Siodmark, Vicent Minelli, William Wyler, George Cukor, John Houston, Joseph Leo Mankiewicz, Anthony Mann, Nicholas Ray o Jonathan Demme, entre muchos otros, es sólo una muestra de su prestigio y talento. La otra, además de ser citado en la exigua lista de Copland, es la enorme popularidad de sus composiciones, que aún hoy siguen siendo conocidas y populares, como la famosa marcha de los carros de «Ben Hur», tantas veces imitada, o la enigmática melodía de «Recuerda».

Sin embargo voy a acabar con una de sus piezas menos conocidas y que, en su día, pasó sin demasiado éxito, igual que la película a la que pertenece. Afortunadamente, el tiempo a veces pone las cosas en su sitio y hoy, tanto la película como su banda sonora ocupan el lugar que merecen: dos grandes clásicos del cine de aventuras. «Los contrabandistas de Moonfleet». Desgraciadamente, esta versión está grabada en un cine y se escucha fatal, aunque sí se puede ver como la melodía se acompasa con, e integra, el sonido de las olas rompiendo contra las rocas. Personalmente, ésta es una de mis bandas sonoras favoritas.

4 comentarios:

Unknown dijo...

muy interesante, me encanta lo que escribes y el como.

Elperejil dijo...

Muchas gracias, José, con lectores así da gusto escribir. ;)

SÓLO LOS QUE TEMEN ACTÚAN dijo...

Es totalmente cierto. Rozsa logra llevarnos más allá de la sugestión y la interpretación literal de las cosas.En Perdición su banda sonora marca el ritmo narrativo.Es uno de los más grandes, indudablemente.Recalco la gran banda sonora de Alexander Neswsky de Prokofiev.Es lo mejor que he escuchado jamás en el cine

Elperejil dijo...

Muchas gracias por el comentario "sólo los que temen actuan". La banda sonora de "Perdición" es uno de mis huecos en mi colección... y por lo que dices intentaré rellenarlo cuanto antes.

De Prokofiev pienso hablar pronto. Otro de los grandes y de los más influyentes. La banda sonora de Alexander Newsky sí que la tengo y casi me la sé de memoria de tanto escucharla. Extraordinaria y de gran calado en muchas que le siguieron...