El último en estrenarse en Hollywood de la lista de Copland fue Alex North, quien también había sido alumno de Copland, y no es que no hubiese compuesto nada antes para la gran pantalla, pues había escrito la música de varios documentales, cortometrajes e incluso de una película independiente que apenas alcanzó renombre alguno.
Y es que, de estos cuatro grandes compositores, parece que Alex North, pese a su gran talento, es el que peor fortuna ha tenido. Tras más de una década de esos tímidos coqueteos con el audiovisual, continuó centrándose en su principal trabajo, en Nueva York, componiendo piezas orquestales y para el teatro.
Allí preparó la banda sonora que acompañaría el montaje teatral de «Muerte de un Viajante», composición que le dio un gran prestigio. Pero lo más importante de ese trabajo fue que el director de esa obra de teatro era Elia Kazan. Y, ahora sí, Kazan decidió llevarse a Alex North a Hollywood para preparar la banda sonora de su próxima película, la adaptación para el cine de «Un tranvía llamado deseo», que se estrenaría en 1951.
Ese nuevo debut de Alex North, ahora a lo grande, le supuso un inmediato reconocimiento y respeto crítico dentro del mundo del cine. Su música rompía por completo con todo lo que se hacía en Hollywood en ese momento. No estaba centrada en la acción ni en reforzar los diálogos o cubrir los huecos y transiciones con largas y ricas melodías con llamativos temas principales y leifmotifs que se asociasen a personajes o temas. Se basó en piezas que no paraban de evolucionar y que apenas se repetían, sutiles y que siempre flotaban de fondo, dirigidas a ilustrar la dinámica psicológica entre los personajes, algo muy adecuado al carácter de la historia que adaptaba. Para ello no partió de la música orquestal del momento, sino que centró toda su composición en el estilo del jazz de Nueva Orleans, donde se ambientaba la historia, algo que, por añadidura, contribuyó al retrato de ese lugar en la película. De hecho, fue la primera banda sonora plenamente inspirada en la música de jazz, algo que sería muy imitado después.
En este tráiler se usa el tema principal de la película, en el que ya podemos ver como la orquesta, sin apenas incorporar instrumentos nuevos o propios de las bandas populares de jazz, sigue los patrones musicales de ese tipo de música. Pensemos que era la primera vez que sonaba una composición orquestal de jazz dentro de una película de Hollywood. Debió de resultar sorprendente.
En esta célebre escena, si prestamos oído, veremos como la música no para de acompañar a los personajes, ilustrando de forma sutil, con un tema muy suave de jazz, los sentimientos de melancolía y dolor que unen a los dos personajes. Es una composición muy delicada, que huye de los golpes de efecto a los que se habrían prestado otros músicos ante la intensidad de la escena. North, por el contrario, deja la intensidad en manos de los actores, y trabaja esa suave cortina sonora que los envuelve. Una opción que también resultó innovadora y muy apropiada para la historia que Kazan quería contar.
Por añadidura, ese mismo año se estrenó la versión cinematográfica de «Muerte de un Viajante», dirigida por László Benedek, y que usó la partitura que él ya había compuesto para la versión de Broadway, con lo que, al igual que Bernard Hermann, acabó siendo nominado a dos Oscar. Un buen comienzo, sin duda.
Y ahí también comenzó su mala suerte. Pese a las grandes críticas y el reconocimiento a su trabajo, el Oscar le fue arrebatado por Franz Waxman y su «Un lugar en el sol». Y aún estaría nominado otras trece veces… para no ganar nunca un Oscar por sus composiciones. La Academia acabó corrigiendo ese error al compensarle con uno honorífico a toda su carrera, igual que tuvo que hacer, años después, con Ennio Morricone.
La carrera de North continuó imparable y nunca cesó de investigar ni de incorporar nuevos elementos a sus composiciones: música impresionista en «Viva Zapata», la fabricación de instrumentos de la época de la Roma Clásica para «Espartaco», el uso de escalas de música antigua en «Cleopatra», y la música popular, electrónica y de vanguardia en muchas otras de sus películas. Por ello suele ser considerado por los especialistas en música como el compositor más innovador y versátil que Hollywood ha tenido jamás. Sin embargo, cuando uno mira esas listas de grandes compositores de la historia y demás cosas así que pululan por Internet, sistemáticamente, uno de los grandes olvidados suele ser Alex North. Aaron Copland, evidentemente, no podía cometer ese error.
Uno de sus peores golpes de suerte le llegó en la cima de su éxito, con el encargo para la banda sonora para «2001: una odisea espacial» de Stanley Kubrick, con quien ya había trabajado en «Espartaco». Una de las versiones de lo que pasó cuenta que North se puso a trabajar mientras Kubrick comenzaba a montar la película. Para esa tarea el director usó piezas clásicas como guía. El primer pase previo, con esa música, encantó a los productores y al propio director. Es de justicia decir que, la verdad, esa música clásica y contemporánea funciona de una forma inmejorable... y, por ello, decidieron emplearla para la copia definitiva. Desgraciadamente, por un error de vete a saber quién, nadie informó a North de esa decisión.
Otra versión cuenta que Kubrick tenía la idea de usar música clásica desde el principio, y que los productores le impusieron a North… hasta que vieron el resultado. La cosa es que en el pase previo para el equipo, el día antes del estreno mundial, Alex North se llevó la desagradable sorpresa de ver que su música no acompañaba la película en ningún momento, algo que nadie le había dicho. Su cabreo fue monumental.
El asunto se compensó un poco con el paso de los años, pues su banda sonora ha sido editada como pieza de concierto y se ha acabado convirtiendo en toda una obra de culto. Aquí podemos ver un montaje hecho por algún fan de Alex North, con cortes de su banda sonora original sobre las imágenes de la película de Kubrick.
Para acabar recordemos que, para la película «Unchained», en 1955, North compuso una canción que era entonada por un preso que añoraba a su amada. Recibió el nombre de «Unchained Melody». Su popularidad enseguida fue enorme y, hasta hoy, ha sido versionada más de 500 veces, siendo una de las melodías más populares del siglo XX. Bajo sus acordes miles de jóvenes se habrán besado por primera vez, sin embargo, al citarla, casi nadie se acuerda de que su creador fue Alex North. Como mucho te dirán que los «Righteous Brothers» o «Elvis Presley» o «la canción esa de "Ghost"». No nos olvidemos, pues, de North (y su letrista, Hy Zaret) y escuchémosla en esta simpática y movida versión de «Vito and the Salutations», usada por Martin Scorsese en «Uno de los nuestros».
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6 comentarios:
Me parece una estupenda idea esta serie sobre estos grandes músicos del cine. Magníficos artículos que uno no puede más que agradecer. Además me permitirán vincularlos (con tu permiso) cuando hable de una película que haya musicado cualquiera de ellos. Y te animaría a continuar la serie,cuando te lo permitan las ocupaciones y otros artículos pendientes.
Claro que puedes vincularlos desde tu blog... y estaré encantado de ello.
Y me encanta que te guste la serie de músicos. Suelen ser las entradas que menos trabajo me dan (por lo menos, mucho menos que las otras) y me lo paso muy bien con ellas. Continuaré, sin duda. Aún me quedan muchos músicos en el tintero de los que me apetece hablar.
De hecho, mientras trabajo, a veces, escucho música de bandas sonoras, y me acabé haciendo una especie de selección en mp3, para que suene en plan "al azar", con unas 600 piezas de más de 300 compositores diferentes, con lo que aún queda tema por delante...
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Gracias por el aviso, Cache... pero de trabajo, por el momento y afortunadamente, voy bien servido. Dejo el comentario por su a alguna de los demás lectores le sirvirse de utilidad.
Hola. Muy interesante tu blog. Precisamente tanto el cine, como la psicología me interesan mucho.
Gracias por el comentario Daniel. Me alegra que te guste y que te hayas animado a dejar unas palabras que siempre se agradecen
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