Como hasta la semana que viene estaré muy liado con el trabajo no voy a poder publicar ningún post relacionando la psicología y el cine, pese a que tengo ya varios empezados que me exigen consultar los libros de psicología de mi biblioteca y repasar conceptos que ya tenía un poco oxidados.
Así que para no dejar esto por completo inactivo, y como suelo escribir los guiones acompañado de música, iré publicando pequeños apuntes sobre bandas sonoros que me acompañan estos días de trabajo.
Y comienzo por dos de mis favoritas, las compuestas por Virgil Thoson para «The plow that broke the plains» y la de «The River», los bellísimos documentales de Pare Lorentz, hecho en 1936 y 1938, sin apenas experiencia y con un presupuesto irrisorio. El primero para muestra el devastador efecto de las tormentas de arena que devastaron el centro de Estados Unidos en esa época, causadas tanto por una serie de sequías como por la sobreexplotación de la tierra. El segundo se centra en la importancia del río Mississippi para las zonas que recorren. Ambos componen un curiosio díptico sobre la muerte y la vida.
Virgil Thomson fue un niño prodigio y en seguida destacó como crítico musical y compositor. Fue, junto a Aaron Copland, uno de los creadores del «sonido americano» y elaboró partituras para obras de teatro y películas, y compuso varias óperas y piezas orquestales. Pero su creación más singular (aunque él no fue el primero en hacerlos) fueron una serie de «retratos musicales». Para estos se reunía con la persona a retratar y charlaba con ella durante horas. Luego se retitaba a su estudio y componía una pieza que retratase a esa persona y que esta podía llevarse grabada para su casa. Parece ser que los resultados eran espectaculares y que muchos de los retratados decían reconocerse en esos sonidos y que esa música decía cosas de ellos que no podrían ser contadas de ninguna otra manera. Si el alma estuviese compuesta de sonidos, sin duda Virgil Thomson fue de los que más se aproximó a retratarla.
Las bandas sonoras de «The plow that broke the plains» y «The River» son todo un lujo para cualquier película y, si bien no son el retrato musical del alma de una persona, si lo son de la de todo un país. Si tuviésemos que definir Estados Unidos con un sonido, sin duda sería éste.
Aquí os dejo una breve presentación de ambas, hecha por el propio Thomson; poco más he podido encontrar por la red. Merece la pena intentar conseguir el disco, en serio... es de una belleza impresionante, y lo he visto en ediciones bastante baratitas.
miércoles, 14 de octubre de 2009
Virgil Thomson, si el alma fuese un sonido...
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