«Tócala de nuevo, Sam» o ¿por qué aparecen y persisten las falsas frases célebres? – Parte II: errores que mejoran el original
«La memoria cree antes que el conocimiento recuerde», así comienza el capítulo 6 de «Luz de Agosto» de William Faulkner; en serio, lo acabo de comprobar… ésta cita es buena.
Este escritor y guionista tiene fama de barroco y complicado, pero creo que lo que expresa en esa frase no se puede contar mejor y de forma más breve. Cientos de estudios y experimentos de psicología han probado y vuelto a contar de mil maneras eso mismo que Faulkner intuyó, quizá profundizando más, pero jamás expresándolo mejor.
La memoria no es un archivo donde los recuerdos y conocimientos se guardan intactos para ser recuperados cuando los necesitemos. Es un proceso activo que trabaja la información que recibe. La clasifica, la resume, la concentra, busca patrones y conexiones lógicas, relacionas de causa efecto, construye historias e introduce elementos que le ayuden a ordenar toda esa información para luego poder recuperarla mejor. Y la de todos nosotros, en unos casos mejor que en otros, funciona de una manera semejante, por lo que es normal que a la hora de almacenar esas citas célebres y frases famosas, algunas acaben modificadas por ese proceso. Luego, cuando se transmitan a terceros, ya irán reconstruidas de una forma mucho más manejable y asequible para la memoria de ellos, con lo que el error se difundirá y perpetuará con facilidad.
En este primer grupo de falsas frases célebres recogeré pues las que de alguna manera «mejoran» la frase de la que parten; entendamos lo de mejorar como hacerla más manejable a nuestra memoria y demás procesos cognitivos que dependen de ella.
Y esa «mejoría» puede venir de varios procesos:
Simplificación de la frase original
En el habla usamos un montón de repeticiones, redundancias y pequeñas incorrecciones que, muchas veces, los actores —e incluso los guionistas— incorporan a la forma de hablar de sus personajes para hacerla más natural. Eso, dentro de la película y del intercambio de diálogos, puede quedar muy bien, pero a la hora de aislar una frase y convertirla en una cita, que pueda funcionar por sí sola, pueden crear una especie de ruido que la hace más imperfecta, menos redonda y, por ello, más difícil de recordar con éxito. Por eso a veces las frases pasan en una versión «editada», libre de esas pequeñas imperfecciones que, en el contexto de la película, las hacen más frescas.
El caso más popular es el que da título a este post: «Tócala de nuevo, Sam», la mítica frase que, en boca de Ingrid Bergman, da paso a la canción «As Times Goes By». Realmente la frase dice, tras un breve diálogo realmente bello y evocador, «Tócala una vez más, Sam, por los viejos tiempos». Más tarde Rick, el personaje de Bogart, vuelve a decir algo parecido, un lacónico “tócala”… pero tampoco es la mítica frase. Evidentemente, como ente aislado, como epigrama, la falsa cita es mucho más redonda que las versiones reales, pese a que aquellas funcionasen perfectamente dentro de sus escenas en la película.
Cuando Woody Allen quiso homenajear esta película en una obra de teatro (posteriormente adaptada al cine), la titulo con la ya legendaria frase incorrecta, pues era consciente de que sería mucho más reconocible citarla así: «Play it again, Sam».
Otras frases de cine que podrían caer en esta categoría de simplificación para hacer más elegante la frase podrían ser la célebre frase de Harry el Sucio: «¿Te sientes afortunado, escoria?», traslación de la original «Bien, ¿te sientes afortunado, eh, te lo sientes, escoria?», donde se ve el evidente trabajo de limpieza de la frase original; la de Dustin Hoffman en «El graduado» cuando pregunta: «Miss Robinson, usted está intentando seducirme, ¿es cierto?», ha pasado al recuerdo de una forma más elegante como «¿Está intentando seducirme, Miss Robinson?»; o el tan citado grito: «¡Estoy en la cima del mundo, mamá!» que lanza James Cagney al final de «Al rojo vivo», que realmente era: «¡Lo hice, mamá, en la cima del mundo!»
Podríamos seguir con otros ejemplos, pero en general podemos ver como el mecanismo es siempre el mismo: se simplifica para hacerla más ágil, más eufónica, más concreta y sintética y, en general, para que funcione mejor como frase aislada.
Eliminación de información innecesaria
Las citas, además de ayudarnos a demostrar nuestra culturilla general, sirven para ilustrar a modo de epigramas nuestros propios pensamientos, acciones o opiniones; una especie de comentario de origen más o menos ilustre que acompaña nuestro discurso. En estos casos está bien que su contenido sea fácilmente generalizable con lo que, además de simplificarlas para hacerlas más elegantes —como vimos en el anterior punto—, también será conveniente eliminar de ellas la información que les reste ese carácter de fácil generalización, o sea: nombres propios, lugares, fechas, etc.
Al final de «Casablanca», Bogart dice otra frase muy célebre: «Louis, creo que esto puede ser el comienzo de una bella amistad», que ha quedado simplificada en «creo que esto puede ser el comienzo de una bella amistad». De esta manera la frase no sólo se hace más elegante y sencilla, sino que al eliminar el «Louis» se convierte en una especie de muletilla que se puede citar en diferentes contextos sin importar el origen de la película.
Incorporación de elementos de contextualización
Lo anterior tiene una excepción, pues si los nombres propios o la información de contexto son muy reconocibles o ilustrativos, o necesaria para que la frase tenga sentido, puede resultar útil mantenerlos; incluso puede llegar a pasar lo contrario y que, sin estar en la cita, los incorporemos a ella...
Un ejemplo clásico es, en «El Imperio Contraataca», cuando Darth Vader revela su identidad a Luke diciéndole: «No, yo soy tu padre». La frase, así, en el aire y fuera de su contexto puede ser un tanto confusa y difícil de situar en la película, pues en dentro de esa película donde coge fuerza, por lo que con un ligero añadido, la cosa queda completamente clara: «Luke, yo soy tu padre».
Como vimos, en el anterior caso (el final de «Casablanca») para redondear la frase se eliminaba un nombre (Louis, que no es un personaje clave) para hacer la cita más genérica. De hecho, «este puede ser el comienzo de una bella amistad» funciona por sí misma en cualquier contexto. Con «yo soy tu padre» ocurre lo contrario, para que funcione interesa referirla a la película en que está, a esa revelación de que nuestro peor enemigo es también nuestro padre, con lo que ahora se añade el nombre (Luke) para que, de esa sencilla forma, la frase quede perfectamente contextualizada en esa saga de películas y en esa conocida situación.
Generalización
Si bien a la hora de escribir es mejor concretar, pues dará más sensación de realidad (nadie va a «ver un partido»; se va a ver al Depor, al Barça, al Madrid…), a la hora de memorizar o de crear un epigrama funciona mejor la generalización.
Así el «Buenas tardes, Clarice» que decía Hannibal Lecter en «El silencio de los corderos» pasa a ser un genérico «Hola, Clarice». Esta falsa cita se hizo tan popular que en la continuación de la película, con cierta ironía, cuando Lecter se vuelve a encontrar a Clarice, sonríe y le dice: «well… hello, Clarice».
En «Apolo 13» se cita mal, a propósito, la famosa frase de Jim Lovell, pues era la que se había hecho popular y se anunciaba en los carteles: «Houston, tenemos un problema». En realidad, Lovell la había dicho en un tiempo compuesto del pasado, «Houston, habíamos tenido un problema», pero ese no es un tiempo verbal que funcione nada bien en los epigramas, donde el presente resulta mucho más efectivo, sonoro… y generalizable a que alguien, en una situación análoga, lo diga.
Mejorar la eufonía
Las primeras obras literarias están en verso, algo que obedece a razones que no son solamente estéticas. Las primeras historias se transmitieron de forma oral y, gracias a sus ritmos y rimas, la poesía es más fácil de memorizar que la prosa, por lo que no es de extrañar que cuando por fin fueron trasladadas al papel las grandes epopeyas de Gilgamesh o de Troya lo hiciesen conservando esa forma versificada.
Una buena fonética, una pequeña rima, un retruécano, siempre nos ayudará a retener algo en la memoria, más si esa frase está en un contexto que de por sí se nos insinúa poético o mágico.
Así, en «Blancanieves», una frase como «espejito mágico, ¿quién es la más bella del reino?» es más fácil que pase bajo una forma un poco más poética: «espejito, espejito mágico, ¿quién es la más bella del reino?» (en el original inglés, además rima: Mirror, mirror on the wall, who’s the fairest of them all?) Esa pequeña repetición, aunque parezca nimia, la da más ritmo y sonoridad a la frase.
En «Campo de Sueños», en el fondo un cuento de hadas, la frase «constrúyelo, ellos acudirán» resulta demasiado lacónica para nuestro recuerdo, con lo que acabó por perdurar «si lo construyes, acudirán», como la frase más célebre (aunque inexistente con esas palabras) de la película.
Eliminación de elementos externos
A veces la falsa cita es realmente la suma de dos frases, para lo que hay que eliminar las intervenciones de otros personajes que hay por medio.
Muchos recordaremos la célebre frase de Jack Nicholson en «Algunos hombres buenos»: «¿Quieres la verdad? ¡Tú no puedes encajar la verdad!», pero realmente no fue así, pues en medio hay otra frase de Tom Cruise. La cosa quedaría asÍ:
—«¿Quieres respuestas?»
—«¡Quiero la verdad!» —respondía el personaje de Tom Cruise.
—«¡No puedes encajar a la verdad!»
(podéis verlo al final del siguiente vídeo)
Así vemos como la falsa cita se nutre tanto de la eliminación de la intervención que había en medio, como de la apropiación de uno de sus conceptos, al cambiar también «respuestas» por «verdad».
Quizá aún más célebre es el famoso «Yo Tarzán, tú Jane», que jamás se decía en la película. Realmente ambas frases se decía en medio de un breve diálogo en el que Jane le enseñaba su nombre a Tarzán y, para llegar a esa frase, nuestra memoria tuvo que eliminar varias de las intervenciones de ambos.
Para resumir una frase original larga y compleja
Y eso nos lleva a la última categoría. En todas las anteriores había ligeras modificaciones, pero en este caso se trata de un verdadero resumen para quedarse con lo esencial de la frase.
Así, en «Wall Street», Gekko, interpretado por Michael Douglas, dice: «el asunto señoras y señores, es que la avaricia, a falta de otra palabra mejor, es buena…» y seguía con un brillante parlamento que se encuentra entre lo mejor de la película. Pues bien, en el mundo de las frases célebres ha quedado como el sencillo epigrama: «la avaricia es buena»
Aún es más extremo en el caso de «Apocalipse Now», donde: «¿Hueles eso? ¿Lo hueles muchacho? Es napalm. Nada en el mundo huele así. ¡Qué delicia oler napalm por la mañana!. Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos chinos de mierda. ¡Qué pestazo a gasolina quemada! Aquella colina olía a... victoria», queda reducido a un efectivo: «Adoro el olor a napalm por la mañana; huele a Victoria»
Resumiendo
En general podemos decir que dentro de esta categoría de falsas citas célebres estarían todas aquellas en que la memoria juega una especie de labor de edición para pasar una frase del mundo de la película al mundo de los epigramas, corrigiendo, simplificando, mejorando la sonoridad, resumiendo, eliminando o añadiendo elementos que hagan doten a esa frase de dos importantes características: que sea más fácil de recordar y que tenga cierta aplicación más allá de la película, ilustrando conceptos, sentimientos o emociones.
Y esto, que aquí he aplicado exclusivamente a las falsas citas célebres del mundo del cine, también se podría aplicar a muchas otras citas erróneas que se originan en el mundo de la literatura, la ciencia o la política, y que igualmente son «mejoradas» por nuestro sistema cognitivo para convertirlas en ilustrativos epigramas.
En siguientes posts (en total, contando el prólogo y un epílogo, serán ocho) continuaremos con otras falsas citas, pero cuyo origen se debe a otros procesos, diferentes a los que acabamos de ver.
lunes, 26 de octubre de 2009
Citas falsas II - errores que mejoran el original
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8 comentarios:
Ahora va a resultar que soy un cinéfilo..me conozco todas. Curiosas reflexiones....
Cinéfilo es todo aquel que ama el cine, haya visto una (que es cuando el amor se llama flechazo) o mil películas.
Lo importante es alimentar esa relación con nuevas películas ;)
Luego, cada persona o grupo de amigos tiene las frases que suele repetir y que quizá se conviertan también en clásicos a raíz de blogs y cosas así.
A nosotros nos gusta mucho repetir una frase que en teoría estaba en boca del personaje de Hugh Grant en 'Bridget Jones': "I don't give a fuck about Chechenia". La fuimos amoldando y luego, de tanto repetirla, quedó así, pero es más larga y forma parte de un diálogo en el que también interviene ella. Tal como es, sería incitable. Ella quería hablar de Chechenia para hacerse la interesante en la primera cita, aunque tampoco daba un fuck por ello. Así que lo saca a colación. Y lo que él contesta es más o menos: "C'mon, Jones, I don't give a fuck" y ni siquiera estoy segura de que sea eso.
Además, cuando la citamos, se la atribuimos al propio Hugh y no al personaje, porque nos pega que sería muy suyo decir algo así. Por supuesto, lo citamos como algo bueno, para sumarnos a su not give a fuck.
Es cierto, aparte de estos procesos más "globales" que retocan las frases a nivel popular o para casi todo el mundo, cada grupo de personas (si son cinéfilos, claro) puede tenrer las suyas propias. En otro de los post comentaba como un amigo mío y yo teníamos mitificada la frase "Why not" de "Grupo Salvaje", y la usábamos un montón... y tampoco creo que sea una frase popular ni conocida en absoluto.
La de Chechenia tiene su coña... igual que la de "Ya se está sacando otra vez la camiseta" de Galaxy Quest que, creo, es otro de vuestros clásicos personales...
Ah, sí. Es que a Vicisitud le encanta quedarse con frases o elementos de todas las pelis que ve. No hay una que no le aporte algo ;)
Ya me di cuenta :)
Lo suyo no es "minería de citas" es "espeleología de citas", no porque las toma mal o les cambie el sentido, sino porque rescata frases simpatiquísimas de los lugares más insospechados. Todo el blog que tiene con Paco es prueba de ello...
Recuerdo una de Fausto de Gohete, en la Parte II, en donde Mefistofeles menciona que: "El Diablo es viejo, envejeced pues para comprenderle". Esta tal vez daria origen a: "el diablo sabe más por viejo que por diablo"
Gracias por el comentario, Cabal.
Este refrán es propio de nuestra lengua, el español, pues no existe en otros idiomas. Aunque no deja de resultar curioso como Goethe utiliza un concepto similar... y en un verso tan maravilloso, casi mejor que el refrán. Me lo anoto. Muy buena cita.
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